La música ha estado presente en la vida del ser humano desde hace miles de años. Y la relación madre-bebé también se ha enriquecido de la música a lo largo de todo este tiempo. Es innato en nosotros cantar, balancear y dar afecto a nuestros pequeños.
La música puede relajar al bebé y también entretenerlo y divertirlo. El movimiento y el ritmo son percibidos por el bebé desde la gestación (los movimientos de la madre, el sonido rítmico del corazón, etc.). Desde muy pequeños, los niños y niñas muestran especial interés en los sonidos, las canciones y el baile.
Las nuevas corrientes pedagógicas tienen en cuenta este aspecto socio-antropológico de la música junto a los últimos estudios en neuro-ciencia, que concluyen que hay una influencia positiva en el desarrollo del cerebro gracias a la estimulación musical. Los primeros meses de vida son clave para el desarrollo intelectual, motriz y emocional del niño, y la música puede ser una herramienta para favorecer todos estos ámbitos de desarrollo.
Nuestro proyecto está basado en varias metodologías: Orff, Willems y Dalcroze. También parte de la teoría del aprendizaje musical descrito por el pedagogo Edwin Gordon, y de varios autores que han estudiado la vertiente social de la música y del aprendizaje.
"La música se aprende de una forma muy parecida al lenguaje hablado"
"Un buen educador ofrece una gran diversidad de experiencias, da libertad al niño para experimentar de forma autónoma y creativa y es un gran observador"
En el lenguaje hablado, los adultos hablan mucho a sus bebés durante largo tiempo sin esperar una palabra de respuesta, ofreciendo oportunidades para que el niño escuche, relacione, entienda e intente reproducir un sonido. A la vez, también observa y escucha el lenguaje corporal y sonoro (balbuceos, gritos, llantos) del niño, para comprenderlo e intentar crear un puente entre ambos lenguajes (adulto-bebé). Con la música hacemos exactamente lo mismo: ofrecemos una gran diversidad de estímulos (voz, instrumentos, grabaciones, géneros distintos, etc) para que el pequeño vaya creando su "biblioteca" o "diccionario" musical. Gracias a ello, poco a poco irá imitando, reproduciendo y creando con su voz, su propio cuerpo o con instrumentos. Pero para ello primero necesita comprender los elementos musicales y las reglas del juego (idénticamente a lo que pasa con el lenguaje hablado). No solo aprenderá música, si no que se desarrollará a nivel motor, desarrollará más el sistema auditivo (tan necesario para el aprendizaje del lenguaje materno y extranjero), aprenderá a expresarse corporalmente, desarrollará la curiosidad y la creatividad, y le habremos ayudado a crecer en un entorno globalizado, abierto a muchas ideas y formas de pensamiento y de expresión.
Los talleres que os proponemos están pensados para que asistan los bebés con sus papás y mamás. En ellos cantamos canciones, hacemos masajes, realizamos ejercicios rítmicos, nos movemos y bailamos, experimentamos las distintas cualidades del sonido, escuchamos obras musicales de todos los géneros y convivimos con los instrumentos musicales, los cuales podemos escuchar y tocar. Ofrecemos al niño/a una primera educación musical, desarrollando su sentido rítmico y de entonación, y lo más importante: una sensibilización musical. Acercamos la música a nuestros bebés para que puedan disfrutarla en todas sus vertientes: escuchando, creando, experimentando y compartiendo. Así se convierte en un elemento más de su vida, que les enriquecerá como persona.
A los padres y madres os ofrecemos la posibilidad de disfrutar de la música con vuestros pequeños, experimentándola y compartiéndola con ellos. Veréis que muchas de las actividades que os presentamos las podéis realizar en casa, ampliando vuestro abanico de juegos (se acabó el decir "ya no sé que más hacer con mi hijo"). Veréis como la música está inmersa en el día a día y en los objetos de casa, como un masaje puede aportar aún "un poquito más", y seguiréis fortaleciendo los lazos afectivos con vuestros hijos.
Es maravilloso ver la evolución de vuestros hijos en tan solo unos meses. Siempre digo que la inteligencia de un niño es como un ovillo de lana: puedes ir tirando, y tirando de él... Nosotros tiraremos de ese hilo con amor, cantando, abrazando, y bailando!
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